La Semana Santa es una de las fechas más esperadas por muchas familias, un momento de pausa, encuentro y reflexión. Durante estos días, miles de personas aprovechan el feriado largo para viajar, descansar o visitar a sus seres queridos. Sin embargo, esta costumbre también genera un patrón previsible que es bien conocido por los delincuentes: la ausencia prolongada de los habitantes en sus hogares.
En Argentina, el envejecimiento poblacional es una realidad cada vez más evidente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), más del 15% de la población supera los 60 años, y esta cifra continúa en aumento. Este crecimiento plantea desafíos importantes en términos de cuidado, asistencia y seguridad para los adultos mayores, quienes en muchos casos viven solos o enfrentan situaciones de vulnerabilidad.
Con la llegada del frío, los hogares se convierten en refugios cerrados donde calefactores, estufas y artefactos a gas funcionan a toda hora. Pero ese confort también esconde una amenaza silenciosa: el aumento de incendios y las intoxicaciones por monóxido de carbono. Ambos peligros, muchas veces invisibles hasta que es demasiado tarde, pueden prevenirse con sistemas de alarma que integran detectores de humo y monóxido, hoy más accesibles y tecnológicos que nunca.